MENÚ PARA EL PROGRAMA DEL VIERNES 29 DE SEPTIEMBRE DE 2017
* Canciones del filme “Los hijos de don Venancio”, a 117 años del nacimiento de Pardavé * Desde Colombia la voz de Víctor Hugo Ayala, entrevistado por Oscar Botero Franco
* Además, canciones de Lerdo de Tejada, nacido hace 148 años. La Chacha Aguilar murió hace 49 años. Desde Yucatán, recordaremos al letrista Manuel Alonso Díaz Massa. 1 de octubre: Día Mundial del Pasillo en Ecuador. Una anécdota del cantante Eduardo Alexander.
* En la sección La Cadena del recuerdo, cómo nació Negra consentida; y en Una canción colombiana para el mundo, semblanza de Pedro Morales Pino
1. Este viernes recordaremos a Joaquín Pardavé, nacido el 30 de septiembre de 1900. Escucharemos en la sección La Carpa algunas canciones extraídas de la película Los hijos de Don Venancio, filmada en 1944. Sobre este filme, Joaquín Peña Aranda comenta que es una de tantas películas que tiene algo en particular, un elemento que vuelve loco al mundo: el futbol. Utilizaron imágenes reales hábilmente mezcladas con recreación. La primera vez que la vi me sorprendió la forma en que reproducían el ambiente de tribuna: gentío, gritos, lluvia de vasos, discusiones entre la fanaticada, disimuladas mentadas de madre. Genuino. Como buena película mexicana de los cuarentas, es todo un melodrama propio de su época e incluir a Horacio Casarín fue muy audaz. En ese entonces, Casarín era el ídolo futbol nacional – algunos le atribuyen haber sido el primero – y su incursión al cine resulta sobradamente peculiar (posiblemente, también, el primer futbolista en actuar). Logra un desempeño aceptable si bien fue evidente que la actuación no era lo suyo. En contraste, se reclutó para la cinta a una buena camada de actores como Roberto Cañedo, Rafael Banquells, Victoria Argota, Alfredo Varela, Marilú y otros más quienes ofrecieron un magnífico soporte histriónico. Los Hijos de Don Venancio se ha convertido, a la distancia, en un gran documento. Hasta donde se sabe, fue la primera película en nuestro país que incluyó una final de futbol en su trama. Conocido sobre todo como actor y recordado gracias a entrañables personajes del cine como Susanito Peñafiel o el Baisano Jalil, Joaquín Pardavé fue también un compositor de algunos éxitos del cancionero popular.
2. Y precisamente en la sección La cadena del recuerdo escucharemos, a 117 años del nacimiento de Pardavé, una semblanza de cómo nació su canción “Negra consentida”. El investigador Pavel Granados, en un artículo escrito por Rosario Reyes en el diario El Financiero, comenta: “Él fue actor de teatro de revista, era muy chistoso y muy celebrado, nació de familia de actores y sabía de la música que gustaba, porque antes de la radio, el lugar natural de difusión era el teatro. En su obra, por un lado está la música campirana inspirada en Guty Cárdenas, una música melancólica, a veces chistosa, como en la canción Ventanita morada, pero sobre todo añorando la provincia, con letras melancólicas como Florecita de retama y Varita de nardo, que eran muy famosas. Y por otra parte la influencia de Agustín Lara, a quien le tocó ver en el teatro a finales de los años 20. Inspirado en él compuso Cholita, que es un bolero que dedicó a su esposa, y después Negra consentida, que es su bolero internacional, de la cual se han grabado más de 70 versiones”. Protagonista de sus canciones, la mujer también era descrita por Joaquín Pardavé en dos sentidos: Señalándola con desprecio o encumbrándola como compañera fiel. “Hizo boleros como Falsa y No hagas llorar a esa mujer, que son de despecho contra las mujeres, pero dedicadas a su mamá porque lo abandonó. Sus canciones son al mismo tiempo románticas, de buscar una mujer ideal, bonita, hogareña, que no trabaje, y por otro lado contra las que salen a trabajar, olvidan a sus hijos y causan males. En Falsa dice: ‘pecho de mujer, nido de hiena’; son más o menos así, de una dualidad interesante porque así era Agustín Lara, pensaba que las mujeres eran al mismo tiempo buenas y malas, decía que saber amar era también odiar un poco”, agrega Granados. (Con datos de www.elfinanciero.com.mx).
3. Este viernes presentaremos tres canciones compuestas por Miguel Lerdo de Tejada, quien nació el 29 de Septiembre de 1869 en Morelia, Michoacán y murió el 25 de Mayo de 1941. Era sobrino de don Sebastián y don Miguel Lerdo, quienes ocuparon altos puestos políticos de México en el siglo XIX. Su padre, que era primo hermano de ambos, y nativo de Veracruz, se trasladó a Morelia a mediados del siglo XIX, y residió en Michoacán durante varios años. Ahí nació Miguel. Desde que Miguel estaba en el Seminario de Morelia sus compañeros al darse cuenta de su gran facilidad para la música, le insistían que les compusiera pequeñas piezas musicales, las cuales tocaba al piano. Cuando ya estaba en la ciudad de México, Miguel decidió no seguir estudiando la carrera eclesiástica y prefirió ser militar. Pasó varios meses de miseria en la ciudad de México, hasta que se empleó como pianista en un conocido cabaret de aquella época. Por fin un día pudo dejar los cabarets donde tocaba para ganarse la vida, y formar su propia orquesta; reunió un grupo de músicos para tocar música popular mexicana, por lo que los vistió con traje de charro. Su conjunto pasó a la historia por ser la primera Orquesta Típica que hubo en México. Había fundado la Orquesta Típica, era 1901. Al estallar la Revolución (1910) trabajó como organista con un sexteto que tocaba en el café Colón de la ciudad de México; al mismo tiempo mantenía su orquesta típica, que se presentaba en el salón Rojo. Por esa época retomó sus estudios de armonía, instrumentación y dirección de bandas con el capitán Alfredo Pacheco, y ocupó el cargo, durante el período presidencial de Victoriano Huerta, de director de la Banda Típica de los Cuerpos Rurales. Durante 1916 se dedicó a tocar con su Típica en un restaurante de San Ángel.
4. Josefina “La Chacha” Aguilar nació en Morelia, Michoacán en 1904 y falleció en la ciudad de México el 2 de octubre de 1968. Fue cantante, contralto. De acuerdo con datos de Gabriel Pareyón en su Diccionario Enciclopédico de Música en México, Aguilar estudió primero con Sara Moreno; hizo su primera aparición en público en el teatro Principal de Puebla, en un papel de Aida. Discípula de Fanny Anitúa. Una de las primeras artistas que trabajaron en la estación de radio XEW. Hizo giras artísticas que la llevaron a cantar en Italia, Francia (Ópera de París), Buenos Aires (teatro Colón), La Habana, Río de Janeiro, así como diversas ciudades de EU. En Argentina conoció y convivió un tiempo con Manuel de Falla. Actuó con la Orquesta Sinfónica de Filadelfia bajo la dirección de José Iturbi (fue invitada para cantar El amor brujo, de De Falla, en presencia de Pastora Imperio, para quien fue hecha esa obra), y con la Orquesta Sinfónica de Nueva York bajo la dirección de Arturo Toscanini. Cuando cantaba Carmen en el Palacio de Bellas Artes sufrió un accidente en el pie izquierdo, que tuvo como consecuencia la amputación de su pierna; esto la obligó a retirarse de la ópera. Sus últimos años los dedicó a dar clases de canto y piano. El pasado 18 de septiembre cumplió 87 años al aire la famosa emisora de radio XEW. En su programa inaugural, la XEW presentó a Alfonso Ortiz Tirado, el tenor Juan Arvizu, Josefina “Chacha” Aguilar, la orquesta típica de policía de Miguel Lerdo de Tejada, el compositor Jorge del Moral, Néstor Mesta Chaires, Ana Ma. Fernández, y Agustín Lara. Sin duda, la cantante Josefina “Chacha” Aguilar Sixtos, fue leyenda de la ópera del teatro Hidalgo de la ciudad de México. Su vida desde los 15 años fue una acción continua en el mundo del canto. (Con datos de Gabriel Pareyón en su Diccionario Enciclopédico de Música en México).
5. Este viernes recodaremos al letrista yucateco Manuel Alonso Díaz Massa, nacido el 30 de octubre de 1909 en la ciudad de Mérida, Yucatán. Murió el 5 de octubre de 1977. Fue maestro normalista y colaboró en periódicos locales, así también desarrollo la actividad de locutor en varias radioemisoras de Mérida. Es el autor de las letras de canciones como “Pájaro azul” y “Aquel pájaro azul”, entre otras. Según el artículo Modernismo en la cancion yucateca, la canción yucateca surge con trazos del Romanticismo. La trova yucateca nace con formalidades de Romanticismo cuando el Modernismo ya se había iniciado en América y no menos representativo es la presencia del Azul frecuente del Modernismo en el poema de Manuel Díaz Massa “El Pájaro Azul” (1929). Manuel Díaz Masa recibió la medalla Guty Cárdenas en 1972 y sus restos se encuentran en el Monumento a los creadores de la canción yucateca, erigido por la Sociedad Artística Ricardo Palmerín en el cementerio general. El investigador Mario Bolio García en su libro La Canción yucateca, su historia y sus creadores, recuerda que a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, los domingos a las 9 de la mañana, en mi natal ciudad y Puerto de Progreso, invariablemente, mi padre sintonizaba la radiodifusora XEZ para escuchar “La hora de los Caballeros de Colón”, programa conducido por Manuel Díaz Massa, quien lo hacía muy ameno, con anécdotas, poesías y canciones, en el que solía presentar a diversos trovadores cantando sus canciones; entre ellos, recuerdo a Camelo y Llanes, y éste luego interpretaba él sólo sus canciones; también recuerdo oír al dueto de Pastor Cervera y “Coki” Navarro interpretando las suyas y, por supuesto, al propio Díaz Massa cantar su “Pájaro azul” o “Pecado y castigo”.
6. Del filme El mariachi desconocido, de 1953, escucharemos en voz de Germán Valdez “Tin Tan” y Rosa de Castilla la canción “El jinete”, de José Alfredo Jiménez. María Victoria Ledesma Cuevas, más conocida como Rosa de Castilla nació en Encarnación de Díaz, Jalisco, el 30 de mayo de 1931. Desde muy pequeña se trasladó con su familia a la ciudad de Aguascalientes, por lo que es muy identificada con esa ciudad, y es en esta que inicia su carrera a los 14 años de edad, presentándose con gran éxito en el centro nocturno Río Rosa. Pasó poco tiempo para que se decidiera probar suerte en la Ciudad de México, lugar en donde es contratada para actuar por un mes, en el entonces muy popular centro nocturno Waikikí, con tan gran éxito que alargó su temporada por dos años más. Estando con su temporada en el Waikikí, el productor Raúl de Anda «El Charro Negro» la invita a participar como actriz en las películas filmadas en 1951, El lobo solitario, La justicia del lobo y Vuelve el lobo. Poco después la casa productora Mier y Brooks la contrata en exclusiva por 5 años, el nombre Rosa de Castilla surgió debido a que en ese tiempo estaba en su momento cumbre otra cantante mexicana que se hacía llamar María Victoria, por lo que el delegado jurídico de la ANDA sugirió a la incipiente actriz a cambiarse su nombre de pila. En poco tiempo Rosa de Castilla logró reconocimiento como actriz, como lo demuestra su nominación al Ariel por su trabajo en la cinta Tal para cual (1952) de Rogelio A. González y en la que trabajo con Jorge Negrete y Luis Aguilar.
7. En la sección Una canción colombiana para el mundo escucharemos el bambuco “Cuatro preguntas”, con letra de Eduardo López Narváez y música de Pedro Morales Pino. La obra de Morales Pino cristalizó la esencia de los aires andinos de pasillo, bambuco y danza, no sólo mediante buenas e inspiradas melodías, sino con el acertado discernimiento de su teoría musical inherente. Nació en Cartago, Cauca el 22 de febrero de 1863. Los primeros años de su vida tuvieron lugar en el ambiente sencillo y pobre de su casa materna. Allí estudió tiple y bandola. Residió luego en Ibagué y llegó a Bogotá a realizar estudios en 1878. Organizó un conjunto instrumental que bautizó Lira colombiana en honor al taller, del mismo nombre, de instrumentos del luthier Manuel Montoya, quien fabricara su bandola. Los versos del bambuco "Cuatro preguntas" fueron inspiración del poeta, escritor y periodista Eduardo López Narváez, personaje de condiciones excepcionales. El poeta contaba que la letra de "Cuatro preguntas", se la había inspirado un disgusto que tuvo con su novia. Escribió los versos y se los enseñó a Morales Pino para que los musicalizara. Días después cuando ya lo había hecho se la enseñó a Wills y Patiño y ante la ventana de la novia del poeta se la cantaron en una serenata, seguramente en 1913, que es la época en que los integrantes del dueto cantaban juntos. Con ella posteriormente contrajo matrimonio. La primera versión de "Cuatro preguntas" la hicieron Wills y Escobar en Nueva York el 19 de mayo de 1919 (Victor N 72335). El 4 de noviembre de 1927 Arturo Patiño la grabó con José Moriche en el mismo sello (N 80490) y en el reverso acoplaron la danza "La negrita" de Luis María (Chipilo) Forero.
8. El regiomontano Manuel Treviño Salinas, en su libro Tras bambalinas (Ediciones Castillo, Monterrey, 2002) cuenta algunas anécdotas relatadas por Ventura Cantú, afamado ventrílocuo, mago y persona que desenvolvió en el ámbito artístico regiomontano, una de ellas es relacionada con el cantante Eduardo Alexander. Relata Ventura Cantú: "Allá a finales de los años cincuentas, de gira por Baja California, tratamos de pasar a Estados Unidos por la aduana de Caléxico como a las 9 de la noche, pero no pudimos porque la aduana mencionada en aquel entonces cerraba alas 8 de la noche y comenzaba a operar al día siguiente a las 9 de la mañana; por lo que todos en caravana artística decidimos 'matar el tiempo' y visitar cabarets de Mexicali. Matamos demasiado el tiempo y se nos hizo de madrugada, por lo que logramos dormir sólo un rato, reflejándose en nuestros rostros la huella de la desvelada. A duras penas logramos estar a las 9 de la mañana en la aduana. El oficial de migración estadounidense al vernos dijo: '¿mucha pachaga, nouu?', respondimos que sí; volvió a preguntar: '¿Traer tequila?', a lo que el cantante Eduardo Alexander respondió con tono muy sereno: 'no, sólo marihuana', lo que provocó la carcajada del oficial y dijo: 'pasen'. Cuál sería nuestra sorpresa al llegar a Los Ángeles, California, cuando descubrimos que, efectivamente, Eduardo Alexander traía una buena cantidad de hierba. Bendito sea Dios, yo nunca he tenido ese vicio", remata Ventura Cantú, citado por Manuel Treviño.
8. El regiomontano Manuel Treviño Salinas, en su libro Tras bambalinas (Ediciones Castillo, Monterrey, 2002) cuenta algunas anécdotas relatadas por Ventura Cantú, afamado ventrílocuo, mago y persona que desenvolvió en el ámbito artístico regiomontano, una de ellas es relacionada con el cantante Eduardo Alexander. Relata Ventura Cantú: "Allá a finales de los años cincuentas, de gira por Baja California, tratamos de pasar a Estados Unidos por la aduana de Caléxico como a las 9 de la noche, pero no pudimos porque la aduana mencionada en aquel entonces cerraba alas 8 de la noche y comenzaba a operar al día siguiente a las 9 de la mañana; por lo que todos en caravana artística decidimos 'matar el tiempo' y visitar cabarets de Mexicali. Matamos demasiado el tiempo y se nos hizo de madrugada, por lo que logramos dormir sólo un rato, reflejándose en nuestros rostros la huella de la desvelada. A duras penas logramos estar a las 9 de la mañana en la aduana. El oficial de migración estadounidense al vernos dijo: '¿mucha pachaga, nouu?', respondimos que sí; volvió a preguntar: '¿Traer tequila?', a lo que el cantante Eduardo Alexander respondió con tono muy sereno: 'no, sólo marihuana', lo que provocó la carcajada del oficial y dijo: 'pasen'. Cuál sería nuestra sorpresa al llegar a Los Ángeles, California, cuando descubrimos que, efectivamente, Eduardo Alexander traía una buena cantidad de hierba. Bendito sea Dios, yo nunca he tenido ese vicio", remata Ventura Cantú, citado por Manuel Treviño.
9. El 1 de octubre de 1935 nació en Guayaquil, Ecuador, Julio Jaramillo y tomando en cuenta en esa fecha, desde 1993 se celebra en Ecuador el Día Mundial del Pasillo. El pasillo ecuatoriano se originó en la época romántica y viene del conocido Lied alemán. Se halla en compás de 3/4, tono menor y con transición a mayor, lo que hace propicio el carácter lírico del pasillo. El 1 de octubre se recuerda el pasillo en Ecuador. Sixto Durán-Ballén, presidente de la República, así lo decreta a partir de 1993 como justo homenaje a Julio Jaramillo. El cantante, guitarrista y compositor fue hijo de Juan Pantaleón Jaramillo Erazo y de Apolonia Laurido Cáceres. Nació en Guayaquil, en Brasil y Coronel, y luego su familia se trasladó al barrio Garay. Transcurría la vida de Julio entre mimos y enfermedades como bronquitis, tifoidea, parálisis infantil. Su padre falleció cuando tenía 5 años de edad. Inicia sus estudios de primaria en la Sociedad Filantrópica del Guayas y los concluye en la escuela Francisco García Avilés, cuyo director era el maestro Lauro Dávila, autor de la canción ‘Guayaquil de mis Amores’. De joven aprendió a confeccionar zapatos finos para mujer con el maestro Mejía y trabajó en ebanistería con el maestro Luis Espinoza, lo que significó ayuda económica para su hogar. Debido a su actividad, labora en la “Base” o “Lagartera” y “La mamita” -sitios de reunión artística-; luego debuta como cantante en radio Cóndor y así el oyente comparó su voz con la de Olimpo Cárdenas, quien triunfaba en Colombia, donde fue llamado “Rey del Estilo”. (Datos de Zoviet Benítez Acosta).
10. Desde la ciudad de Bogotá, donde reside el cantante colombiano Víctor Hugo Ayala, nuestro colaborador en Colombia, el periodista e investigador musical Óscar Botero Franco nos comparte el siguiente artículo exclusivo para Hasta que el Cuerpo a aguante de este cantante que se puede decir es una figura viviente de la música de antaño. Que disfruten su lectura:
VÍCTOR HUGO AYALA
Tenor lírico y romántico colombiano
Por ÓSCAR BOTERO FRANCO
La labor periodística a veces da grandes oportunidades y satisfacciones, como la de conocer en la intimidad de su hogar a grandes figuras de la canción. He vivido esa grata experiencia en algunas ocasiones, y es que conocer a un artista en el escenario o en los estudios de grabación, es diferente a sentarse a dialogar con él en la sala de su propia casa, rodeado de su familia y de sus cosas personales. Recientemente, acabo de vivir esta inolvidable experiencia. En efecto, el viernes 15 de septiembre del año en curso viajé desde mi natal Medellín hasta la capital de la República, Bogotá, para entrevistarme con esa gran figura de la canción, el extraordinario tenor lírico don Víctor Hugo Ayala, personaje de reconocida trayectoria artística, tanto a nivel nacional como internacional.
El maestro Víctor Hugo Ayala reside en un exclusivo sector al norte de Bogotá, en un agradable, cómodo y elegante apartamento. El buen gusto en su decoración se hace notorio en cada centímetro de ese espacio físico, convertido en el hogar que el intérprete comparte con su esposa Teresita (María Teresa Bonilla), la encargada de mostrar con inocultable orgullo todos aquellos reconocimientos y distinciones que el artista ha recibido durante su brillante carrera profesional. Recordemos que el señor Ayala incursionó en la música romántica (boleros), en los diferentes géneros de música colombiana (bambucos, pasillos, valses, joropos) y en general, con su privilegiada y bien cuidada voz, puede lucirse interpretando cualquier género musical, por exigente que sea. La hospitalidad y la amabilidad conque el maestro Víctor Hugo y su esposa atienden a sus visitantes es única. Después de un diálogo ameno en la sala de su apartamento, recordando etapas de su carrera, grabaciones, presentaciones, giras, personajes y anécdotas, su esposa nos conduce a lo que podríamos llamar “los salones de la fama”. Cientos de fotografías del cantante, en diferentes presentaciones y compartiendo escenarios con otros artistas, enmarcadas y organizadas meticulosamente. Diplomas y pergaminos, medallas, discos de oro, placas, trofeos, posters, programas artísticos y un sinfín de pruebas fidedignas de los reconocimientos que ha tenido este artista, no sólo en Colombia sino también en el exterior. Y es que Víctor Hugo Ayala es una figura grande, muy grande, dentro del panorama artístico nacional e internacional.
Lástima que el gobierno nacional no le haya un reconocimiento como él se lo merece y que debe hacerse en vida, pues los homenajes póstumos no se disfrutan. Él ha sido un gran difusor de la música colombiana (La quiero porque la quiero, Soy colombiano, Río Neiva, Si te vuelvo a besar, Prefiero no verte, Cultivando rosas, Lágrimas, Muy antioqueño, Pasito, Tierra caliente, Dende que murió mi negra, El Grancolombiano, Tus trenzas, Antioqueñita, El camino de la vida, Madre labriega, etc.) y recordemos que su versión del Himno Nacional de Colombia es insuperable (también fue grabado por Carlos Julio Ramírez, Tito Schipa, Luis Macía y Gustavo López, entre otros). En su edición digital del 18 de septiembre de 2013, “El País” publicó: “Víctor Hugo Ayala es el único capaz de erizar la piel de un colombiano cantando un bolero, un bambuco y el Himno Nacional de Colombia”. Los empresarios artísticos de espectáculos y las programadoras de televisión parece que también se han olvidado de estas grandes figuras de la canción, ya que no se interesan en contratarlos aún a sabiendas que atraen mucho público. La radio musical casi no programa sus canciones. La prensa especializada parece que también los olvidó. Ya es hora de que se haga justicia con estos artistas y que les demostremos cuánto los queremos y admiramos. Con razón, en alguna ocasión el tenor le declaró a la revista “Telerama”: “En Colombia se menosprecia al artista nacional”. ¡Qué gran verdad!
Recordemos que el maestro Víctor Hugo Ayala Caro nació en Bogotá el 13 junio de 1934, hizo su bachillerato en el Liceo Camilo Torres de su ciudad natal, asistió a la universidad y cursó cinco semestres de arquitectura, posteriormente ingresó a la Armada Nacional como dibujante en la sección técnica. Sus inicios en la música fueron en la Radio Militar, apoyado por el General Piquete y en Radio Santafe y la Voz de Colombia; luego Alvaro Monroy Guzmán lo llevó a la emisora Nueva Granada de R.C.N. y allí se presentó en su radioteatro, acompañado por la orquesta que dirigía el maestro Oriol Rangel. Con Alberto Osorio (1929-2011), otro destacado cantante colombiano, hizo el programa “Donde nacen las canciones, que estuvo al aire por nueve años. El marco musical lo hacía el maestro Jaime Llano González y la conducción estaba a cargo de los locutores Alfredo Materón y Alberto Piedrahíta. Cuando empieza a ser una figura destacada, Hernán Restrepo Duque lo vincula al elenco de Sonolux y de la RCA Víctor, iniciándose una larga cadena de éxitos discográficos: Camino verde, Ya que te vas, Quiéreme, Las perlas de tu boca, La quiero porque la quiero, Congoja, Brujería, Por si no te vuelvo a ver, Que pare la vida, Cobardía, Ojos traicioneros, Que murmuren, Tú lo sabes. Rival, Puente de piedra y muchas más. Luego vienen sus grandes éxitos de canciones colombianas y la consagración con los himnos de Colombia y de la Armada Nacional. Posteriormente entra a engrosar la nómina artística de Codiscos, Discos Fuentes, Discos Philips y otras disqueras, inclusive venezolanas.
Sus giras y presentaciones por todas las ciudades de Colombia no paran, sus viajes al exterior tampoco, en Venezuela, Canadá y Estados Unidos reclamaban su presencia, es invitado de honor en muchos festivales nacionales e internacionales y su nombre en cualquier programación, cartelera o marquesina es sinónimo de éxito. Muchos aplausos ha recibido el maestro Víctor Hugo Ayala durante su largo recorrido por el mundo de la música, llenándose de gloria, fama y reconocimiento. Y no podemos olvidar que en 1989 fue distinguido con el premio “Aplauso”. Alguien anotaba con sobrada razón: “Quizá lo que más admiro de Víctor Hugo Ayala, además de su voz, es su señorío, su caballerosidad, su aplomo, sencillez y disciplina”. Y para el investigador musical Jaime Rico Salazar “es uno de los grandes tenores que ha tenido Colombia en toda su historia musical”.
*Periodista e Investigador musical
Medellín, septiembre 21 de 2017
Estas canciones y otras más son las que le presentaremos este viernes 29 de SEPTIEMBRE de 2017 en “Hasta que el cuerpo aguante”, desde Aguascalientes, México.
* El orden en que se anuncian las canciones no necesariamente es el orden en que se presentarán durante el programa.
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